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Reciclando fármacos: del corazón al cáncer

octubre 13, 2013

· En la búsqueda de fármacos contra el cáncer (como en muchas otros campos de la ciencia) la teoría no siempre precede a la práctica. A menudo, en una obligada lección de humildad a priori, los primeros pasos son palos de ciego, una suerte de ráfagas de metralleta buscando algún disparo que dé en el blanco. Lo cual no deja de ser útil. Un ejemplo es el llamado NCI-60, un proyecto que comenzó en los 80 y que ha analizado más de 100.000 compuestos, ya sean sintéticos o naturales, procedentes de los más variados rincones del planeta (de plantas, animales marinos, microorganismos). En esencia, de lo que se trata es de estudiar si alguna de esas sustancias es capaz de detener el crecimiento de alguno de los 60 tumores que se seleccionaron. Si alguna de ellas demuestra tener un efecto, entonces se inicia un complejo proceso que, en algunos casos, termina llegando a los hospitales. Pero:

– tan solo uno de cada 5.000 o 10.000 compuestos que se prueban terminan siendo utilizados.

– únicamente un 5% de los que se empiezan probando en humanos llegan a ser finalmente aprobados, y de ser este el caso

– la media del proceso es de unos 13 años, con unos costes asombrosamente considerables.

· Otra opción, que implica algo menos de humildad porque concede mayor papel al investigador, es aprovechar parte de lo ya conocido: es raro el fármaco que actúa sobre un único punto de la célula. En general la naturaleza, y lo que hacemos por controlarla, es algo más sucia en su comportamiento. Es posible, por tanto, que fármacos aprobados para unas enfermedades puedan ser también beneficiosos para otras. De ser así, nos ahorraríamos una gran parte del camino: conoceríamos ya las dosis a usar, sus posibles contraindicaciones, sus efectos secundarios. Empezaríamos la carrera a la mitad.

Esto es lo que han hecho unos investigadores en Estados Unidos. Limitaron los palos de ciego de dos maneras: por un lado aprovecharon el saber que algunos tratamientos contra el cáncer son eficaces porque “enseñan” al sistema inmunitario a atacar al tumor. Por otro, buscaron esas señales tras probar poco más de 1.000 fármacos, todos ellos ya aprobados para diferentes enfermedades. ¿Los resultados?

Entre los fármacos más eficaces estaban aquellos que ya se usaban con ese propósito. Pero entre ellos se coló uno particularmente popular y que nada tenía que ver a priori con el cáncer: era ladigoxina, un medicamento ampliamente usado para tratar las arritmias cardiacas. Después analizaron los datos hospitalarios que se tenían desde los años 80: aquellos pacientes con cáncer que sufrían también arritmias y estaban siendo tratados con digoxina sobrevivían más tiempo que el resto.

Faltan los estudios definitivos, no empiecen a tomar digoxina (fármaco delicado, por otro lado), pero no es descabellado pensar en tan paradójico reciclaje.

· Y aún existen más opciones, cada vez demandando una menor cuota de humildad:

El hecho de que casi ningún medicamento actúe únicamente sobre un rincón celular es la principal razón de que existan efectos secundarios. Pero lo que a alguien perjudica es posible que sea lo que otro necesite. Por ejemplo:

– La talidomida es un fármaco que se usó alrededor de los años 60 para disminuir las náuseas de las embarazadas. Sin embargo, se vio que provocaba graves malformaciones en los niños, por lo que fue retirado del mercado. Uno de los mecanismos propuestos era que alteraba la formación de vasos sanguíneos, y ese efecto (entre otros) es el que ahora permite que se use en el tratamiento de tumores como el mieloma múltiple.

Este es solo un ejemplo. Ya existen equipos de rastreadores de efectos secundarios. Y no solo buscando fármacos frente al cáncer, también frente a enfermedades neurológicas, la diabetes o el amplio listado de las conocidas como enfermedades raras.

(Por cierto, la Viagra fue desarrollada como un medicamento contra la hipertensión. Las erecciones que provocaba fueron consideradas en principio como un efecto secundario.)

Si tantas veces las modas han demostrado ser cíclicas, tendremos que dar una oportunidad a lo vintage.

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Este artículo fue publicado el 01/10/2013 en el periódico digital 50×7.com, así como en la web de Dixit Ciencia.

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