De poesías y puentes, con Marilyn
Se publican poemas inéditos de Marilyn Monroe. Las reservas son lógicas, pero hay algo que las atenúa. Quizás sea cierto ritmo, seguramente el último verso.
Ay maldita sea me gustaría estar
muerta -absolutamente no existente-
ausente de aquí -de
todas partes pero cómo lo haría
Siempre hay puentes- el puente de Brooklyn
Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio) al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
coches que van como locos por la parte de abajo. Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas -salvo que
me gustan en especial todos los puentes- tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo-.
Marilyn Monroe: “Sé que nunca seré feliz pero sé que ¡puedo ser muy alegre!”.
Antonio Tabucchi: “Si las personas escasamente sensibles e inteligentes tienden a hacer daño a los demás, las personas demasiado sensibles y demasiado inteligentes tienden a hacerse daño a sí mismas. (…) La imagen que Marilyn ha dejado de sí misma esconde un alma que pocos sospechaban. De gran belleza, es un alma que la psicología barata calificaría de neurótica, como se puede calificar de neurótico a todo el que piensa demasiado, a todo el que ama demasiado, a todo el que siente demasiado”.
Stanley Buchtahl y Bernard Comment, editores del libro: “Algunos de estos textos darán lugar a interpretaciones y comentarios. Pero no hay en ellos nada sucio, ni de baja estofa, nada de cotilleos. Intimidad sin exhibicionismo, medición sísmica del alma”.
Norman Mailer: “Para sobrevivir habría tenido que ser más cínica o por lo menos estar más cerca de la realidad. En lugar de eso era una poeta callejera intentando recitar sus versos a una multitud que le hacía jirones en la ropa”.
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