Pruebas de la inexistencia del alma (2)
En los campos de concentración, los crematorios se construían con una ligera pendiente. De esta forma la grasa de los cuerpos, al liberarse, caía y podía recogerse en una especie de depósito. Luego la usaban para alimentar el fuego, si éste decaía.
Shlomo Venecia, superviviente de Auschwitz.
Dejar un comentario